¿Qué podria salir mal con la IA?

Una cadena de errores humanos provocó que llegara a los suscriptores del periódico Chicago Sun-Times algo más que fake news.
“Al menos otro periódico local publicó esta sección, y probablemente otros lo harían el fin de semana siguiente. Aunque no era nuestro trabajo, el Sun-Times se convirtió en el ejemplo perfecto de ‘¿qué podría salir mal con la IA?’”, explicó en un largo texto Melissa Bell, directora ejecutiva de Chicago Public Media, publicado en CST, en el que afirma que ninguno de sus periodistas tiene autorización para usar la IA y la guía fue elaborada por un proveedor externo. Y sin embargo, la lista de 15 libros para leer en verano, de los cuales 10 eran falsos, se publicó.
“No estoy en contra de la Inteligencia Artificial, es una herramienta que ha venido a revolucionar la forma en que entendemos el proceso creativo, el problema es el entrenamiento y la ética”, dice en entrevista el escritor Hiram Ruvalcaba, ganador del Premio Nacional de Narrativa Mariano Azuela, entre otros reconocimientos.
Y comparte que, en su faceta de profesor, cuando pidió un trabajo a sus alumnos, la mitad lo entregó con IA, y lo descubrió, “porque la IA les inventó siete versiones del cuento que les pedí que analizaran, basada en el título. Mi primera intención fue reprobarlos por plagiarios, pero es que no es un plagio tampoco, actualmente se está discutiendo si es plagio o no, hay revistas científicas que permiten cierto porcentaje de IA, es una discusión ética, pero también de cómo utilizar las herramientas de manera adecuada. No estamos capacitados para usarla, eso es un hecho”.
En entrevista por separado, Pizu Emilio Saldaña, analista de tecnologías de la comunicación, destaca cómo la IA genera contenidos “incluso con un cierto nivel de sofisticación para poder publicar un libro” y si bien admite el alcance que puede tener esta tecnología, “me ronda en la cabeza cómo el reto hoy está en que, rodeados de fake, nos cuesta saber si hay detrás un humano o no, parece que estamos entrando en una era donde la certeza de estar interactuando con otro humano en el entorno digital, cada vez la perdemos, suena como de ciencia ficción”
El caso del “CST”, apunta el experto, rebasa la frontera de lo ético, “por la farsa que implica una creatividad que no es nuestra; el enojo de los usuarios al notar esta farsa, es porque están dispuestos a brindarle un tiempo específico a cierta actividad, por el valor de que hubo un humano detrás de ese trabajo. Esa reacción es valiosísima en un mundo donde la IA de entrada, parece mejor”.
Pizu cree más en las ventajas de la tecnología que en el desplazamiento laboral. “Sí creo que habrá algunos puestos que veremos caer, pero hay compañías que han anunciado despidos de plazas o áreas completas en pos de la IA y ahora están volviendo a contratar personas; una vez que integran la IA, una de las primer recomendaciones que hace la herramienta, es la contratación de personas para ciertas tareas, ¡eso raya en la ironía más digital del planeta!”.
El analista recomienda ser curiosos con el uso de la IA, porque estamos frente a impacto tecnológico inédito. “Como especie, nunca habíamos tenido la amenaza intelectual como la que hoy nos representa una que es completamente sintética y artificial, un reto en términos de razonamiento, acción, de crear algo de la nada, que tiene habilidades y capacidades que sólo teníamos los humanos y nos rebasan por mucho”.
Pero en lugar de representarle una amenaza, le entusiasma “por saber que vamos a tener la capacidad de hacer muchísimas cosas, no importa a qué nos dediquemos, de una forma más fácil, menos repetitiva, y crecer y desarrollarnos como personas, características humanas como la ética, la moral, el espíritu de servicio, no las vamos a reemplazar con la IA”.
Hiram Ruvalcaba también es optimista en cuanto al uso de la IA en la literatura. “Los autores que siguen a mi generación van a utilizarla en formas que ni siquiera puedo imaginarme, el miedo a que la máquina sustituya al artista, no es infundado, pero también creo que la capacidad creativa, reflexiva, la poética de los autores trasciende y supera estos mecanismos. Hay que tener honestidad y reflexión para acometer el reto de escribir en tiempos en que un libro se acaba en 20 minutos”.